Manifiesto del Centro de Saberes y Cuidados Socio Ambientales sobre el Cambio Climático

Como Delegación Argentina del Centro de Saberes y Cuidados Socio ambientales de la Cuenca del Plata, enunciamos  las proposiciones que se consignan en este documento, a partir de nuestra participación en el Congreso Internacional de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable.

El Centro  fue constituido en el 2006 a partir de una serie de diálogos entre especialistas latinoamericanos en Educación Ambiental. Desde ese año se adhirieron organizaciones no-gubernamentales, organismos de gobierno, universidades, comunicadores, referentes de pueblos originarios y otros participantes, preocupados por el cuidado del ambiente como un modo de garantizar la biodiversidad, la diversidad cultural y la justicia social. Su misión es contribuir con acciones de educación e intervenciones a los efectos de responder a los desafíos socioambientales globales, regionales y locales, con base en tratados internacionales, para contribuir en la construcción de un futuro sustentable en este territorio.

En relación al Cambio Climático manifestamos lo siguiente:

–  Se considera «cambio climáticoa un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables. Y por «efectos adversos del cambio climático» a los cambios en el medio ambiente físico o en la biota resultantes del cambio climático que tienen efectos nocivos significativos en la composición, la capacidad de recuperación o la productividad de los ecosistemas naturales o sujetos a ordenación, o en el funcionamiento de los sistemas socioeconómicos, o en la salud y el bienestar humanos[1].

– El cambio climático está directamente relacionado con la crisis civilizatoria cuya causa es el economicismo, el lucrocentrismo, el racionalismo y el utilitarismo que rigen las relaciones sociales, los modos de producción y consumo que subyacen a un determinado modo de concebir el mundo, el hombre y el ambiente en el sistema capitalista, ignorando la importancia de la diversidad biológica y cultural como nexo vital. Tal crisis civilizatoria se expresa, en las diferentes escalas, en modos de pensar, sentir y actuar que dislocan la realidad en compartimentos estancos, la unidimensionalizan y reducen, de modo simplista, a fórmulas abstractas y a números, en términos de ganancias. En tal paradigma, la naturaleza es considerada un bien ilimitado, la cultura se uniforma en términos de imaginarios sociales y patrones de consumo configurados históricamente en las relaciones de poder, y el interés individual está por encima de la solidaridad o el interés público.

– Reconociendo que los cambios del clima de la Tierra y sus efectos adversos son una preocupación común de toda la humanidad, es necesario atender el modo de  concebir las actividades humanas que han ido aumentando sustancialmente las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, lo cual dará como resultado, en promedio, un calentamiento adicional de la superficie y la atmósfera, afectando a los ecosistemas naturales y a la humanidad. Hay muchos elementos de incertidumbre respecto a ese proceso, particularmente en lo que respecta a su distribución cronológica, su magnitud y sus características regionales, sin embargo debería prevalecer el principio precautorio, dado que sin este resguardo un fenómeno de tal magnitud en cierta escala sería imposible de revertir. En la actualidad Estados Unidos, China y la India generan las dos terceras partes de los gases de efecto invernadero.

–            Debemos tomar conciencia de que para la preservación del ciclo permanente de la vida es imprescindible la cooperación más amplia posible de todos los actores en una respuesta internacional efectiva y apropiada, de acuerdo a sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus condiciones regionales: naturales, sociales, económicas y culturales. Las respuestas al cambio climático deberían coordinarse de manera integrada, teniendo plenamente en cuenta las necesidades prioritarias legítimas de los países denominados “en desarrollo” para el logro de su sustentabilidad y la erradicación de la pobreza.

–            Consideramos que las propuestas desde donde se intenta comprender y dar respuesta al calentamiento global no pueden provenir del mismo modelo de pensamiento  único, hegemónico y colonizador que lo originó, ya que constituyen alternativas mecanicistas, instrumentales y economicistas que poco pueden contribuir a cambiar esta situación. Asumimos entonces que es fundamental interpelar el modelo de desarrollo que instauró la modernidad, ya que no es problema de transferencia de tecnologías sino de producción, distribución y consumo.

– Se considera fundamental formular, aplicar, publicar y actualizar regularmente programas regionales, nacionales e internacionales que se nutran de los pueblos, de sus formas de saber, del arraigo de sus identidades y de la circulación de saberes en el tiempo, que contengan acciones coyunturales para la adaptación y mitigación del cambio climático, en el marco de medidas orientadas a encontrar caminos hacia un futuro sustentable. Éste sólo será posible en un mundo donde se promueva y apoye la educación, la capacitación y la sensibilización respecto a esta problemática en relación al tiempo que marca los ritmos de los seres humanos, la historia a natural, y las historias socioculturales,  pero que fundamentalmente promueva la discusión crítica respecto de las causas del cambio climático, cuestionando el pensamiento economicista en el que hemos sido formados y desde donde se legitiman los patrones de producción y consumo actuales.

–            Para hacer frente al cambio climático, es necesario un cambio de paradigma que sea capaz de concebir la complejidad de la vida en toda su extensión, que posibilite un abordaje de la realidad desde su multidimensionalidad y desde una diversidad de perspectivas. Tal paradigma debe concebir el diálogo entre los saberes académicos y los saberes locales y/o  ancestrales respecto a la relación con el ambiente, la importancia de las redes solidarias de las comunidades y el reconocimiento de que no es posible concebir la diversidad sin justicia social. El cambio climático plantea un desafío no sólo científico sino también ético, y político.

–         El cambio tiene que ser estructural. Si queremos cambiar la sociedad, tenemos que cambiar la manera en que pensamos, vemos, entendemos las cosas. En ello, el rol de la Educación Ambiental y la necesidad de una epistemología del sur para descolonizar el pensamiento.

“Que nuestro tiempo sea recordado por el despertar de una nueva reverencia hacia la vida, por un compromiso firme de alcanzar la sustentabilidad, por la intensificación de la lucha en busca de la justicia y de la paz,                                           por la alegre Celebración de la Vida.»

Carta de la Tierra


[1] Convención Marco De Las Naciones Unidas Sobre El Cambio Climático, Artículo 1.

Compartí esto por…
FacebookTwitterWhatsAppPinterestWordPressEmailPrint