Inundaciones: Documento de Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNLP

LA FALTA DE PLANIFICACION DE LOS PROCESOS DE URBANIZACION Y PERIURBANIZACION EN EL CONTEXTO DEL INMINENTE CAMBIO CLIMATICO SE COBRA VIDAS HUMANAS EN NUESTRA REGION.

La catástrofe socio urbana vivida recientemente en nuestra ciudad, golpea fuerte en el consciente profesional y ciudadano, produciendo una necesidad de comprensión de la magnitud, el alcance y las consecuencias de mediano y largo plazo del evento, mientras intentamos comprender además la multiplicidad de causas que lo provocaron.

Al respecto es todavía dificultoso tener precisiones numéricas de las variables críticas, nuestra histórica carencia de estadísticas y series de datos comparables y consistentes forma tal vez parte de esa nula cultura anticipatoria que nos caracteriza, donde algunos sistemas de información funcionan (sabemos cuánto llovió) pero no pudimos saberlo con la antelación necesaria para evitar el desastre.

De los múltiples factores convergentes el climático ha sido el desencadenante crítico, que se manifestó en esta oportunidad con un incremento del 400% por encima de la media de precipitaciones habituales para la estación y la región.

En el contexto ambiental mundial de cambio climático, las ciudades están siendo sometidas a lluvias de excepcional magnitud y muchas de ellas no solamente no disponen de las redes para canalizar las aguas, sino que además se encuentran transitando intensos procesos de urbanización, extrema ocupación y una virtual impermeabilización del suelo urbano y también rural, a partir de las técnicas utilizadas por la nueva ruralidad.

Este es el caso de La Plata, una ciudad que forma parte de un área litoral caracterizada  por la presencia del Rio de La Plata, una llanura con escasa pendiente y fenómenos de sudestada periódicos, que transita un proceso de urbanización y peri urbanización intensificado e ininterrumpido a lo largo de la última década, impulsado en parte por la recuperación económica de 2003 y por la flexibilización normativa a nivel municipal.

De esta manera hemos ganado en este periodo más de dos nuevos millones de metros cuadrados construidos en una ciudad de bajo crecimiento poblacional, siguiendo lógicas de maximización de la rentabilidad del suelo, expulsando a los pobres a localizarse en las áreas más vulnerables y avanzando sobre cuencas de ríos y arroyos, espacios verdes y humedales, alterando la regulación hídrica natural del territorio. Se suma la impermeabilización del cinturón fruti-hortícola de la región, a partir de la utilización extensiva del invernadero como técnica de producción.

No caben dudas de que el cambio climático afecta a las ciudades de todo el planeta, pero cuando sus eventos más agresivos tienen lugar en territorios socio políticos de improvisación,falta de previsión y ausencia de la planificación del Estado (nacional, provincial y municipal), esta combinación constituye a nuestro entender el marco del desastre, 400 mm de agua que no encuentran superficies absorbentes ni mejor curso que las calles y avenidas de nuestra ciudad.

Algunos cambios locales que es necesario realizar incluyen la creación de conciencia acerca de la inundabilidad de la llanura, en este sentido varios expertos han señalado en los últimos días cuan preciso resulta actualizar el mapa de zonas inundables, no solamente para construir la información para la gestión y prevención de riesgo sino además para restringir la ocupación y/o desarrollar las obras hidráulicas y de infraestructuras compensatorias del proceso de densificación urbana y de extensión periurbana.

El cambio climático ha dejado de ser un escenario futuro, las variabilidades estacionales y crisis climáticas ya producen de manera sistemática consecuencias sociales y urbanas graves, como la última lluvia sobre la ciudad de La Plata. Esta realidad nos deja margen preventivo y paliativo, y en este sentido es necesario crear conciencia de los riesgos asumidos en el abandono de las prácticas de planificación territorial, más aun en escenarios de crecimiento edilicio y alta participación del sector inmobiliario en la producción urbana, sin políticas ni obra pública compensatoria.

Entendemos que nuestra institución debe renovar su compromiso de formación de arquitectos con una fuerte cultura ambiental, de gestión del riesgo y adaptación al cambio climático. En particular la formación del sentido de lo público y del rol del Estado como regulador de los intereses del sector inmobiliario y pacificador social, además de promotor de políticas públicas activas que no expongan a vastos sectores de la población a condiciones de riesgo.

Para ello consideramos necesario además, renovar las prácticas democráticas, revitalizando los procesos y espacios participativos para la definición del futuro de la ciudad. Y fundamentalmente aportar conocimiento para la formulación de políticas de ordenamiento territorial, ambiente, tierra, vivienda e infraestructuras con criterios adecuados a la especificidad del territorio, que incluya el reconocimiento de nuestra realidad socio urbana y prioricen respuestas en los sectores ambientalmente más críticos y socialmente más vulnerables del territorio.

También será necesario la recuperación sistemática de las practicas de planificación territorial, trabajando en la producción, integración y sistematización de las series estadísticas necesarias para la comprensión cabal de estos fenómenos y la formulación y evaluación de hipótesis de solución hacia la formulación de un plan consensuado que oriente, defina y defienda los intereses ambientales, patrimoniales, culturales y sociales de los habitantes de nuestra ciudad, por encima de los intereses económicos de los inversores sectoriales.

 

Consejo Directivo FAU – UNLP

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